TU PELO
La extraña relación del cosmos con tu
pelo negro, ondulado y largo, manifestaba la sinfonía muda de un misterio. Solo
el universo podría entender la melodía embrujada de aquellas ondas, que se
hacían insonoras cuando movías tu cabeza y desprendías notas musicales con olor
a camelias blancas. Así impregnabas, de la esencia de tu ser, la estela de tus
pasos.
Porque el cosmos estaba de tu parte; no
de la mía.
Aquel halo etéreo que evocabas al
andar, con la frescura del amanecer reflejado en tu aura, revestían tu presencia
de magnánima belleza. Hechizo del cosmos hecho mujer, diosa bajada de las
auroras boreales. Eso eras para mí.
¿Lo sabias? Seguramente sí. Tu intuición
poderosa así te lo haría ver. Tus sentidos extracorpóreos habrían entrado en mi
mente para constatar que solo tú, reinabas en ella y en mi corazón, donde cada
latido te pertenecía. Sí. Lo sabías.
Y cada mañana, con el tictac del
universo acompañado en tus pies de hada, pasabas junto a mi vera y con una
sonrisa dulce, inundada de pena, me decías con tus ojos. “olvídame”. ©
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