DOBLE EX


Faltaban veinte minutos para que empezara la próxima sesión. Dejé a mis amigas en la cola de los refrescos y decidí salir fuera. A la terraza del centro comercial y fumar un cigarro. Me anticipaba al regocijo inmediato cuando escuche la voz de mi ex;  “ponte la bufanda, hace demasiado frio”.
Se acercó sonriente y me plantó dos intensos besos. Al abrir la puerta, el terrible contraste de temperatura me hizo temblar. Era uno de esos días en los que el frío se apodera del aire, de la atmósfera que nos envuelve y la humedad usurpadora se instala en nuestros huesos.
De forma instintiva nos colocamos junto al pilar para protegernos del viento de poniente. Allí solíamos fumar cuando salíamos juntos. Me miraba con aquella expresión cautivadora tan conocida por mí y a la que él recurría, no solo conmigo, en la creencia petulante de que le hacía irresistible. No puedo negar que en aquella época conseguía convertirme en una marioneta de sus deseos.
Me preguntó, seguro de conseguirlo de nuevo, que si quería un cigarro. Mi corazón se serenó cuando aliviada recordé; que lo había dejado.