Hoy también se produjo el milagro

                       Este relato lo escribí cuando aún iba al colegio. Me gusta porque se refleja en él la inocencia de aquellos días. Quiero compartirlo con vosotros para que podamos recordar, aunque sea mínimamente, la inocencia y la magia de nuestra infancia.

Hoy también se produjo el milagro
     
      Aún es de noche. Los pequeños farolillos y la gran luna de plata son las únicas que alumbran el oscuro bosque.
      Todo duerme en paz y en sosiego. Solamente, de vez en cuando, se escucha el gracioso cantar de un grillo.
      El gran lago está inmóvil, quieto y como un gran espejo, refleja en él las hermosas estrellas colgando del cielo.
      Y ahora, como cada día, se producirá un milagro.
      Un pequeño, delicado y suave rayo de luz ha alumbrado por primera vez en ese día el bosque. Sí, está amaneciendo. Cada vez hay más claridad y los árboles frondosos, los pájaros y el lago reciben alegremente el nuevo día.
      El lago ya no refleja las estrellas, sino el azul cielo. Los pájaros, con sus trinos mañaneros, dan los buenos días al bosque. Todos han despertado. Todos se han dado cuenta de que ya ha amanecido.
      Todo es alegría, regocijo, paz y armonía. Los jóvenes pajarillos quieren aprender ya a volar y ¡el pequeño cervatillo ya ha dado su primer paso!
      Se escuchan infinidad de sonidos. El croar de las ranas, el cantar de un pájaro, la brisa que habla con las hojas de los árboles, todos hablan pero no saben que decir.
      Mamá pato lleva a sus hijos a nadar en el gran lago, mientras que las ranas siguen cantando.
      Llegó la tarde y con ella oscureció el día. Todos, hasta el más pequeño animal, se aleja. 
      Todo está inmóvil, el lago, las hojas de los árboles, todos duermen confiados, de que mañana, se produzca otra vez el milagro. 

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