Esta opinión la generó
las últimas noticias que surgieron este verano acerca del Ecce Homo de Borja.
Subrayo que esto es mi
opinión y aún no he leído nada acerca de este tema que coincida con ella.
Realmente
es vergonzoso. Lo del Ecce Homo de Borja.
En
cualquier otro lugar, digamos país; destrozar una obra de arte, patrimonio de
la historia de ese lugar (no puedo poner el nuestro por obviedad) estaría
penado. Pero aquí las cosas son diferentes, burdas y sobretodo ridículas.
Este
destrozo o vandalismo, (sí vandalismo, por muy anciana octogenaria que sea esta
buena señora), se populariza y se premia.
No
sé en qué apoteósico umbral de soberbia mal medida esta mujer se sintió tocada
por los hados del arte y decidió, porque sí, porque se le antojó, re-crear (ojo
que no digo restaurar, imposible llamar así a semejante bodrio), como decía; en
qué momento se inspiró, para dejar una obra maestra del adefesio, para hacer
una representación excelsa de lo grotesco.
No
dejo de pensar aun así, que la cosa tiene su gracia; claro que si la buena
mujer hubiese tocado así un Goya o hubiese roto la mano de la Piedad de Miguel Ángel
lo mismo no hubiese causado el mismo efecto y la cosa hubiera sido llamada por
su nombre, vandalismo, agresión…
Me alegro
por el pueblo de Borja, al menos irrumpe en el mapa por el derecho propio que da
el mal gusto de algunos. De todas formas que más da todo si hay dinero por
medio ¿verdad?
Mis
condolencias a los descendientes de Elías García Martínez, que en rendido
homenaje coloco una imagen del original, la otra ya es sobradamente conocida.